Lavandeiras da noite

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Pena gemía.

-Un, dos, tres. Un, dos, tres.

Contaba incesantemente mientras golpeaba con la pala aquella ropa cubierta de un jabón rojizo.

-Un, dos, tres. Un, dos, tres.

Nunca la trató bien. Nunca le sonrió. Nunca volvió a mirarla como aquella primera vez.

Pena gemía.

Su rojo pelo se volvía cobre al fundirse con el agua del pilón y su vestido amarillo dejaba entrever la humedad de su cuerpo.

Pena gemía.

Observaba como el lavadero se llenaba con mujeres de oscuras almas.

– Debería enlutar – Balbuceaban mientras limpiaban sus partos con luz de luna.

Pena gemía.

-Un, dos, tres. Un, dos, tres.

Contaba incesantemente mientras golpeaba la ropa con la pala cubierta de un color rojizo.

 Nunca la trató bien.